El 4 de agosto de 1976 apareció el cuerpo sin vida del obispo Monseñor Enrique Angelelli en la ruta 38. Su cadáver estaba tendido en medio del asfalto, con los brazos en cruz, mirando al cielo. La información brindada por el gobierno militar intentó borrar toda sospecha sobre la causa de su muerte: había fallecido a causa de un politraumatismo de cráneo producido por el accidente.